Entre ellos se encontraban utensilios de cocina, perfectos para elaborar unas ricas rosquillas, teníamos huevos, miel, azúcar, leche, harina...todo lo que os podáis imaginar.
Nuestra masa (la plastilina) estaba blandita y le dimos forma de "O", después las freímos en la sartén y jugamos a comérnoslas con un poco de leche.
Al final todos coincidían al decir que nos salió un almuerzo riquísimo y cada día lo quieren repetir.
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